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los filisteos se asustaron y se decían:

— ¡Su Dios ha llegado al campamento! ¡Pobres de nosotros, porque nunca antes había pasado nada igual! ¡Pobres de nosotros! ¿Quién nos librará de un Dios tan poderoso? Porque ese es el Dios que diezmó a los egipcios con toda clase de plagas en el desierto. ¡Ánimo y sean fuertes, filisteos! Que no los esclavicen los hebreos como ustedes los han esclavizado a ellos. ¡Sean valientes y combatan!

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